La balanza de la mujer de la justicia hace mucho que se rompió.
Dios hace tiempo que dejó de creer en si mismo.
Gira todo entorno a sí, gira rápido y solo quieres dar un grito para que rebaje la velocidad.
Absolutamente todo queda en un tono absurdo y patético cuando no puedes llamar y quedar para hablar con aquel que quieres. Te rodeas de objetos inanimados que a tu lado están pero te aportan cero y lo único que deseas es pasar, aunque sea, un minuto con esa persona.
Mi vida es tuya, mis objetos, mi dinero, mi voluntad, mi ser. Hago el pacto con el diablo mismo, pero dejadme estar con él. No me quitéis lo único sagrado que me queda. Mi mitad.
Es querer cuando lo único que importa es saber que está bien, por encima de todo, por encima de tu estúpida existencia egoísta.
Mi vida, por su libertad. Quien lo quiera que la coja.
20 de diciembre de 2012
25 de octubre de 2012
Lost youth
Veo la música salir de madrugada y los jóvenes beberse la vitalidad.
Las noches se hacen interminables, nos quedamos admirando las puestas y salidas de sol. Somos la fuerza, la luz, las ganas, la ambición, el deseo.
Nuestro haz aun está naciendo, vemos de lejos venir los surcos. Vemos de lejos aquellos años que están cercanos al fin. Lejos.
Sentimos la juventud infinita.
Pero¿que pasaría si te la quitan? Imagina que tu día está fichado, sentenciado, irrevocable. La idea de la pena de muerte, es estremecedora. Saber el día , la hora lugar exactos donde tú, dejarás de ser tú.
No será verdad, pero si lo piensas por un segundo, creeme, entenderás muchas cosas. Planteate hacer una última llamada, la última de tu vida. La última cena, las ultimas palabras, ver por última vez las caras de tus familiares. Es inquietante, pero a la vez muy revelador y necesario, sobre todo cuando no sabes qué hacer, ni cómo seguir y estas desconcertado y le ves inutilidad a todo. Aprovecha este sentimiento para sacarle todo el jugo a la juventud que tienes ahora, mientras que nadie pueda arrebatartela.
Esta juventud, de acciones indelebles, creativas. De vivencias utópicas. No sabíamos lo que teníamos hasta que se esfumó, como un parpadeo. Diremos.
Las noches se hacen interminables, nos quedamos admirando las puestas y salidas de sol. Somos la fuerza, la luz, las ganas, la ambición, el deseo.
Nuestro haz aun está naciendo, vemos de lejos venir los surcos. Vemos de lejos aquellos años que están cercanos al fin. Lejos.
Sentimos la juventud infinita.
Pero¿que pasaría si te la quitan? Imagina que tu día está fichado, sentenciado, irrevocable. La idea de la pena de muerte, es estremecedora. Saber el día , la hora lugar exactos donde tú, dejarás de ser tú.
No será verdad, pero si lo piensas por un segundo, creeme, entenderás muchas cosas. Planteate hacer una última llamada, la última de tu vida. La última cena, las ultimas palabras, ver por última vez las caras de tus familiares. Es inquietante, pero a la vez muy revelador y necesario, sobre todo cuando no sabes qué hacer, ni cómo seguir y estas desconcertado y le ves inutilidad a todo. Aprovecha este sentimiento para sacarle todo el jugo a la juventud que tienes ahora, mientras que nadie pueda arrebatartela.
Esta juventud, de acciones indelebles, creativas. De vivencias utópicas. No sabíamos lo que teníamos hasta que se esfumó, como un parpadeo. Diremos.
24 de octubre de 2012
A love story She wrote
La culpa fue mía por encontrarte queriendo. Me enamoré sin quererlo.
Supimos desde el principio que era una historia caduca con su final más próximo que la distancia al cielo.
Seguimos engañando lo evidente y enmascarando la realidad con preciosas palabras y besos furtivos en la playa.
Me creí unos te quiero que jamás debieron existir.
Fue insano y una estupidez, pero en el amor no hay leyes ni reglas.
Ahora el dolor es indudable y constante en cada minuto que pasa, reflejado en la evidencia de una sonrisa en las fotos a lo largo de estos años. Una sonrisa falsa, ficticia, irreal como el amor que construimos a base de mentiras y escapadas.
Ya ni me quedan más lágrimas que derramar sobre la almohada cada noche. Condenada mente, que me envía los ratos agradables como una bala fugaz, que pasa rápido pero deja tras si una estela de colapso emocional.
Cuanto tiempo seguirá asi, no lo se. Duele, pero no es eterno, solo pasajero hasta que cicatrice del todo. Dale tiempo. Sonríe un poco más aunque sea falsamente.
15 de octubre de 2012
Destiny
Un pañuelo. Fue un pañuelo.
Puedo recordar que era un día de los que me gustaban. Cielo azul oscuro preparado para una tormenta colosal, el asfalto mojado y el viento escaso pero frío.
Escuchando mi música favorita para este tipo de días , iba andando con mi gorro y bufanda hasta el cuello, en una mano, el móvil y en la otra un capuccino. El camino del parque parecía una alfombra amarilla, en los bancos era imposible sentarse, todos mojados. Para ser un domingo estaban tranquilas las calles.
Caminaba tan concentrada en esas hojas amarillas que ni repare en que había llegado al final del parque. Encontré un pequeño banco resguardado bajo un enorme castaño que apenas estaba mojado, me senté y vi en frente los ojos verdes más increíbles que jamás se me cruzaron. Tenía su pelo castaño revoltoso enredado en sus manos mientras lo apartaba hacia atrás. Fue cuando levantó la cabeza que pude verle. Tenia un vaso de café posado en el banco y mientras, leía un ejemplar de lo que me pareció ver historias de post guerra. Intenté hacer como que escribía con el móvil para no quedarme contemplándole con mi tonto estupor, pero cada minuto volvía la vista para poder mirarle.
Sus manos eran perfectas, tan masculinas y bien cuidadas, un poco de barba como me gustaba, unos rasgos a lo garçon francés tipo Olivier. Nunca me había quedado tan embobada mirando a un hombre. De pronto sonrió mientras leía algo, y fue la sonrisa más perfecta que alguien, aun indirectamente, me haya brindado. En su bandolera, las iniciales de mi grupo favorito.
Mientras imaginaba como sería ese chico extraño pero platónico, en su vida cotidiana , un niño que pasaba con la bicicleta, se cayó. Me levanté inmediatamente a ayudarle olvidándome del extraño sentado en el banco de enfrente. Al niño le sangraba la rodilla, miré en mi bolso pero no encontré ningún pañuelo, me giré para ver si había alguien cerca para pedírselo, y en cuanto alzo la vista, veo acercándose a ojos verdes con un pañuelo en la mano. Se lo coloca al niño en la rodilla y con una sonrisa me levanta la mirada y dice;
-A un parque hay que venir siempre preparada eh?.
Y todo esto mientras me guiñaba un ojo.
Enrojecí desde la punta de mis pies hasta la punta de mis pelos, no conseguí articular palabra, ni un esbozo de sonrisa, absolutamente nada. Petrificada como una estatua me quedé allí hasta que llegó corriendo la madre del niño y mientras nos daba las gracias, cogí mi bolso y me largué de ahí tan rápido como pude. En aquel pequeño banco se quedó mi pobre capuccino helándose de frío y mi móvil.
El día empezó tormentoso en todos los sentidos. El viento y la lluvia golpeaban fuerte los cristales y mi novia golpeaba fuerte las puertas. No entendía que odiaba salir con los "finolis" de sus amigos, que me repateaban las entrañas cada vez que les oía hablar de Gant y Ralph Lauren como si fuesen sus dioses. Amainó la lluvia y mientras ella se duchaba, me vestí, cogí el último ejemplar que había salido de Evgeniy Zhinoev sobre la post guerra y me dirigí al parque.
Todos los bancos estaban mojados, menos uno al resguardo de un árbol, pero se había sentado una pareja asi que me acomodé en el de enfrente no sin antes ponerle un periódico debajo. Bebí un poco del café que compré y me puse a leer, para olvidar la voz chillona de la mujer que había dejado en casa.
Después de dos capítulos, alcé la vista y vi que la pareja sentada enfrente ya no estaba, giré la cabeza y... la vi. La vi andando con la cabeza agachada. Iba mirando las hojas amarillas pisadas, levantó la vista y vio que había llegado casi al final del parque, divisó el banco enfrente de mi y se sentó. Tenía un encanto que en pocas chicas de por aquí puedes encontrar. Tan bonita con ese gorro que tapaba una preciosa melena dorada. Sus ojos enormes y castaños expresaban ya solos sin necesidad de ninguna sonrisa....y su sonrisa, que sonrisa, perfecta. Tan delicada, tan diminuta. Aun sin estar cerca de ella sentía su calor, esa positividad, solo con mirarla sonríes por la bella vista que te da. Miraba al libro haciendo que leía y no podía dejar de mirarla de reojo y sonreír. De repente, vi cómo enfrente de nosotros se caía un niño de la bicicleta , ella se levantó rauda para ayudarle. Qué ternura reflejaba . Advertí que buscaba un pañuelo, aproveché el momento y me levanté a darle uno que tenía por casualidad.
Lo más "inteligente" que se me ocurrió para decirle y que se rompiera el hielo sin una forma brusca fue;
-A un parque hay que venir siempre preparada eh?.
Esperaba cualquier leve risa en su cara, pero bajó la cabeza y nada más vino la madre del niño agradeciéndonos haberle ayudado se fue corriendo. Yo me levanté y quise ir detrás de ella, cuando me fijé que se había dejado el móvil en el banco. Me acerqué, lo recogí y me fui caminando a casa, con la mente en las nubes.
Al llegar tuve la suerte de no encontrarla. Ni a ella ni ninguna de sus cosas. En una nota, escrita a mano decía; "Ya no te aguanto más. Llevo un mes pegandotela con Matt y eres tan estúpido que ni te has dado cuenta. Que te vaya todo bien, imbécil"
La verdad es que sí lo sabía. Pero hacía tres meses que había dejado de importarme, y la única razón por la que no la dejaba era porque así tenía a alguien para desahogarme sentimentalmente, cuando mi cuerpo lo requería. Suena muy machista y de típico cabrón, pero yo nunca la amé.
Me senté en el sofá con su móvil en la mano. Suerte que era un modelo antiguo y no tenía bloqueo. Me quedé un rato mirándolo sin saber si mirar dentro. Un poco solo. Fotos de animales, libros, naturaleza, arte... oh! por fin una foto suya. Estaba sonriendo, con una amiga, mirándome directamente con esos ojos. El rostro más perfecto y angelical que haya visto. Me tenía, sin duda, aquella chica desconocida del parque, me tenía. Empezó a sonar Talk Show Host, una de mis preferidas . La llamaban, el número de su casa. Lo cogí;
- ¿Diga?- Respondo yo
- ¿Como que diga?¿ Es mi telefóno y me respondes diga? Tú, seas quién seas más te vale...
Me hizo bastante gracia su reacción y empecé a reírme interrumpiéndola.
-Tranquila fierecilla, solo lo recogí como señuelo para así poder volver a verte. Además, no me engañas, vi el buen corazón que tenías al ayudar a ese niño.
Creo que fueron unos diez segundos, que a mi me parecieron diez minutos. Solo oía su respiración muy entrecortada y entre titubeos me contestó :
-Tú... ¿tú eres el chico del parque?
-Espero que recuerdes como soy cuando tenga que devolverte el móvil. A las siente en el Platza, el que hace esquina con la 55. No llegues tarde ¿eh?- Colgué el teléfono.
Tenía que conocerla. Hoy. Ya.
Llegué a casa aun con la mente en el parque. Me maldije durante todo el camino por ser tan mema. Me había hablado, quería romper el hielo, y yo como tonta me fui corriendo, debí parecerle una niñata inmadura. Lo que faltaba, el bendito móvil.
Llamé a mi número de teléfono desde el fijo de mi casa. No me lo puedo creer, primero la escapada a lo Novia a la fuga, ahora pierdo el móvil, con todas mis fotos, conversaciones, un día espléndido.
Tardan en cogerlo y me pongo mas nerviosa de lo que ya estoy. Genial, una voz de chico, encima me dice "diga" como si el móvil fuese suyo. Con toda mi rabia acumulada le grito :
- ¿Como que diga? ¿Es mi teléfono y me respondes diga? Tú, seas quién seas más te vale..
Me interrumpe por que oigo cómo se está riendo. ¿Este chico está bien de la cabeza?
-Tranquila fierecilla, solo lo recogí como señuelo para así poder volver a verte. Además, no me engañas, vi el buen corazón que tenías al ayudar a ese niño.
El corazón se me paró, la sangre me subió a la cabeza, empecé a ver doble, no, triple, mi cabeza estaba a punto de estallar, respiraba como después de una maratón de cuarenta y cinco minutos. Esto era algo imposible. Ojos verdes. Esta vez no se como me salieron las palabras:
-Tú... ¿tú eres el chico del parque?
-Espero que recuerdes como soy cuando tenga que devolverte el móvil. A las siente en el Platza, el que hace esquina con la 55. No llegues tarde ¿eh?-
Me quedé con el teléfono en la mano escuchando el pitido durante... ¿media hora, una hora quizás? No lo se, pero lo que me espabiló fue la colleja de mi hermana. Me dijo algo, cogió el teléfono y se fue. Me da todo igual, que se pare el mundo, que haya un cataclismo... No, espera, el cataclismo ya después de conocerle. Recordarle, dice.
Me dice que espera que lo recuerde cómo era cuando lo único que veo delante de mí, mire por donde mire, es su cara.
6pm. ¿Una hora? ¡No me da tiempo ni de arreglarme!. Me maquillé como pude, me vestí lo primero que cogí en el armario y me precipité a toda leche a coger un autobús que me llevase a aquel encuentro. No sabía cómo recibirle, ignoraba ni de qué hablarle. Miedo a parecerle idiota... ¿idiota? Claro, salir corriendo después de que una persona te hable es totalmente de alguien inteligente. Céntrate y no digas bobadas, cuenta hasta cinco antes de soltar lo primero que se te pase por la cabeza, no le impresiones, es solo.... él. Preguntas tras preguntas, cómo se llamaría, qué edad tendría, viviría solo, si le gustaría el sushi. Pero qué estoy haciendo. Era la parada. Tardaría diez minutos en llegar al café y me quedaban once para las siete. No voy a llegar pronto, al menos a las 7.03.

- Que sepas que nunca llevo pañuelos conmigo, hoy lo cogí porque presentí que lo necesitaría.
Así empieza mi historia, por un pañuelo. Un misero, simple e insignificante pañuelo.
31 de agosto de 2012
seven million ways to live
No voy a decir que esto sea lo más fácil del mundo. No voy a mentir que nunca he llorado, que no he mentido solo para, vulgarmente decir, joderle. Esto no es cuestión de salir y buscar, ni de olvidar bebiendo, ni estando con otros, por despecho, solo. Aquí hay que asumir, llorar por las noches sola con tu almohada, odiándote por querer algo que todo tu corazón roto, repele con asco... mas sobre todo, esto va de salir adelante.
La resignación es la mejor medicina, te la tragas con el orgullo que te queda después de tantas decepciones y oportunidades. Aquí es cuestión de abrir los ojos y ver lo que eres, lo que tenias, lo que te hacía parecer que te merecías y lo que realmente te mereces.
Cada uno lo asume a su manera, porque hay siete millones de maneras de asumirlo, de vivir con ello. Hay siete millones de maneras de hacer que duela. Lo peor de todo es que no es un dolor físico y no hay manera de lidiar con el. El tiempo pasa y el tiempo lo olvida, lo cura, reestablece las partes dañadas con otras personas que entran a formar parte de tu vida.
Si, hiciste mella, pero no la suficiente como para que me lo tome tan a pecho. Tranquilo, simplemente es la nocturnidad que nos vuele a todas melancólicas. Es solo un grito del alma en mitad de la noche, por la mañana habrá sanado y ni me acordare de tu nombre... cabe decir que lo voy olvidando. No, al fin y al acabo no hiciste la mella suficiente,perdona, no quisiste, que es diferente. Claro que las palabras hieren como puñales, pero es lo único que tenemos para hacernos daño, y para eso sabemos que tenemos la tirita del olvido y la indiferencia, y los rasguños desaparecen en segundos. No me importa, porque cada vez duele menos, y me río más, por ser tonta e ingenua. Una pequeña niña a la que embaucan con palabras bonitas y se cree el mundo si le dice que suyo es.
Pero es solo una zancadilla, y por nosotras, por todas las tontas que nos lo creímos todo, nos levantaremos, volveremos a calzarnos los rascacielos de la medianoche, nuestra sonrisa volverá a ser de carmín apasionado y andaremos con paso firme por el asfalto diurno abriéndonos camino entre el pasado y todo lo que a el se refiera. Porque tenemos millones de maneras de superarlo, porque nuestra sonrisa un día es lo que os mantuvo despierto y más sueños que seguiremos robando. Porque nosotras somos el mundo y ellos lo saben. Porque sin nosotras, estaríais perdidos. Por mi, por ti, por ella... hay siete millones de maneras de vivir, de lidiar con el dolor y ser feliz, solo encuentra la tuya.
La resignación es la mejor medicina, te la tragas con el orgullo que te queda después de tantas decepciones y oportunidades. Aquí es cuestión de abrir los ojos y ver lo que eres, lo que tenias, lo que te hacía parecer que te merecías y lo que realmente te mereces.
Cada uno lo asume a su manera, porque hay siete millones de maneras de asumirlo, de vivir con ello. Hay siete millones de maneras de hacer que duela. Lo peor de todo es que no es un dolor físico y no hay manera de lidiar con el. El tiempo pasa y el tiempo lo olvida, lo cura, reestablece las partes dañadas con otras personas que entran a formar parte de tu vida.
Si, hiciste mella, pero no la suficiente como para que me lo tome tan a pecho. Tranquilo, simplemente es la nocturnidad que nos vuele a todas melancólicas. Es solo un grito del alma en mitad de la noche, por la mañana habrá sanado y ni me acordare de tu nombre... cabe decir que lo voy olvidando. No, al fin y al acabo no hiciste la mella suficiente,perdona, no quisiste, que es diferente. Claro que las palabras hieren como puñales, pero es lo único que tenemos para hacernos daño, y para eso sabemos que tenemos la tirita del olvido y la indiferencia, y los rasguños desaparecen en segundos. No me importa, porque cada vez duele menos, y me río más, por ser tonta e ingenua. Una pequeña niña a la que embaucan con palabras bonitas y se cree el mundo si le dice que suyo es.

12 de agosto de 2012
All
Pequeña mia, toma mi consejo, jamas te enamores; que no te llenen la cabeza de principes azules ni finales felices, que el amor, pequeña mia, es una droga que te va consumiendo poco a poco mientras nadas entre su mundo irreal de felicidad.
26 de abril de 2012
Overnight
Hoy voy a trasnochar. Tengo invitados durante toda la noche. En la terraza tengo a 1992, que con un gélido recuerdo fotográfico me recuerda mi nacimiento. Son las 12.
En la cocina tengo a 1999 que charla junto al 2000 y se cuentan el viaje en el avión por el que vieron a media Europa desnuda desde una ventana . Pasadas la 1am.
En el salón están sentados 2002 con un pequeño recuerdo en brazos, y bailando andan, desde el 2003 hasta el 2012 , imparables. Se acercan las 3am.
A mi lado están sentados mis recuerdos, mis metas, esperanzas, ilusiones y juntos andamos recordando con cierta sonrisa irónica como no llegaron a donde tenían que llegar.
Llamando a la puerta están los reproches y miedos, y no puedo dejarles entrar porque siempre amargan las fiestas. Pero ahí siguen, y no puedo mas que apartarles al fondo de mi mente.
Una voz me llama de mi cubículo. Las 5 van pasando. Entro con paso vacilante y aquello se transforma en un jardín incandescente de flúor fucsia y verde entre niebla con olor a cereza. Aquello sería mi divina utopía de los ochenta.
Se acercan las 6. Las actrices están flotado por el techo, deslizándose con parsimonia por las paredes doradas hasta el suelo de mármol. Pienso que son imaginaciones mías, pero no fue así cuando comprobé que me cogía de la mano y me llevaba al tiempo donde me imaginaba sobre un escenario, sonriendo con aquella gracia , intentando emular en vivo a las divas y leyendas del cine de la época dorada.
Van entrando pequeños rayos luminosos que se abren paso entre las rendijas de las cortinas, el canto matinal va haciéndose más evidente y la bruma trae lluvia.
Los parpados de unos se van abriendo y los de otros se van cerrando. Cada uno se va yendo a su lugar correspondiente y la mañana parece despejar las inseguridades y el recelo que trajo consigo la noche.
Si trasnochar, que mejor, que en compañía de todo lo que ha estado siempre a tu lado.
En la cocina tengo a 1999 que charla junto al 2000 y se cuentan el viaje en el avión por el que vieron a media Europa desnuda desde una ventana . Pasadas la 1am.
En el salón están sentados 2002 con un pequeño recuerdo en brazos, y bailando andan, desde el 2003 hasta el 2012 , imparables. Se acercan las 3am.
A mi lado están sentados mis recuerdos, mis metas, esperanzas, ilusiones y juntos andamos recordando con cierta sonrisa irónica como no llegaron a donde tenían que llegar.
Llamando a la puerta están los reproches y miedos, y no puedo dejarles entrar porque siempre amargan las fiestas. Pero ahí siguen, y no puedo mas que apartarles al fondo de mi mente.
Una voz me llama de mi cubículo. Las 5 van pasando. Entro con paso vacilante y aquello se transforma en un jardín incandescente de flúor fucsia y verde entre niebla con olor a cereza. Aquello sería mi divina utopía de los ochenta.
Se acercan las 6. Las actrices están flotado por el techo, deslizándose con parsimonia por las paredes doradas hasta el suelo de mármol. Pienso que son imaginaciones mías, pero no fue así cuando comprobé que me cogía de la mano y me llevaba al tiempo donde me imaginaba sobre un escenario, sonriendo con aquella gracia , intentando emular en vivo a las divas y leyendas del cine de la época dorada.
Van entrando pequeños rayos luminosos que se abren paso entre las rendijas de las cortinas, el canto matinal va haciéndose más evidente y la bruma trae lluvia.
Los parpados de unos se van abriendo y los de otros se van cerrando. Cada uno se va yendo a su lugar correspondiente y la mañana parece despejar las inseguridades y el recelo que trajo consigo la noche.
19 de enero de 2012
Time Machine
Hace ya 117 años, Wells escribió sobre un echo inaudito hasta entonces, una máquina que nos pudiese transportar en el tiempo. Por aquel entonces, la gente no tenía ni idea de que, aun siendo ficticiamente, algo así pudiese tener lugar. Entonces, empezaron a soñar.
A soñar con un mundo mejor donde esa máquina pudiese rectificar todos nuestros errores humanos, que pudiese cambiar muchas cosas que habíamos hecho sin pensar y ahora estábamos pagando por ellas.
Iba pasando el tiempo y la gente se sentía cada vez más atraída por la idea de una máquina del tiempo. En los años 30 soñaban con ella para enmendar los errores financieros y así evitar el crack del '29. En los 50, soñaban con ella para haber evitado las dos Guerras, en los 60, evitar la tensión de aquella interminable Guerra Fría... y así siguieron pasando los años hasta ahora.
Y seguiremos soñando con esa máquina perfecta, que nos lo arregle todo, hasta el fin de nuestros días, porque el ser humano es así, tropieza tres mil veces con la misma piedra, y en vez de aprender de nuestros errores pasados, seguimos cometiéndolos generación tras generación, soñando con esa máquina ficticia, cuando lo que deberíamos hacer es, mirar nuestra historia, ver nuestras guerras, y ver que una tras otra, la situación no cambia, pero nosotros seguimos soñando con la máquina perfecta que nos solucione nuestros desaciertos.
Bien está aprender de nuestros fallos, pero algunos son tan grandes e irrevocables, que mejor que de los nuestros, aprendamos de el de los demás, porque hay errores tan grandes, que cometemos, que por una ridícula decisión equivoca, cambian nuestra vida entera.
¡Ay!, si existiese una máquina del tiempo...
A soñar con un mundo mejor donde esa máquina pudiese rectificar todos nuestros errores humanos, que pudiese cambiar muchas cosas que habíamos hecho sin pensar y ahora estábamos pagando por ellas.
Iba pasando el tiempo y la gente se sentía cada vez más atraída por la idea de una máquina del tiempo. En los años 30 soñaban con ella para enmendar los errores financieros y así evitar el crack del '29. En los 50, soñaban con ella para haber evitado las dos Guerras, en los 60, evitar la tensión de aquella interminable Guerra Fría... y así siguieron pasando los años hasta ahora.
Y seguiremos soñando con esa máquina perfecta, que nos lo arregle todo, hasta el fin de nuestros días, porque el ser humano es así, tropieza tres mil veces con la misma piedra, y en vez de aprender de nuestros errores pasados, seguimos cometiéndolos generación tras generación, soñando con esa máquina ficticia, cuando lo que deberíamos hacer es, mirar nuestra historia, ver nuestras guerras, y ver que una tras otra, la situación no cambia, pero nosotros seguimos soñando con la máquina perfecta que nos solucione nuestros desaciertos.
Bien está aprender de nuestros fallos, pero algunos son tan grandes e irrevocables, que mejor que de los nuestros, aprendamos de el de los demás, porque hay errores tan grandes, que cometemos, que por una ridícula decisión equivoca, cambian nuestra vida entera.
¡Ay!, si existiese una máquina del tiempo...
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