19 de enero de 2012

Time Machine

Hace ya 117 años, Wells escribió sobre un echo inaudito hasta entonces, una máquina que nos pudiese transportar en el tiempo. Por aquel entonces, la gente no tenía ni idea de que, aun siendo ficticiamente, algo así pudiese tener lugar. Entonces, empezaron a soñar. 
A soñar con un mundo mejor donde esa máquina pudiese rectificar todos nuestros errores humanos, que pudiese cambiar muchas cosas que habíamos hecho sin pensar y ahora estábamos pagando por ellas.
Iba pasando el tiempo y la gente se sentía cada vez más atraída por la idea de una máquina del tiempo. En los años 30 soñaban con ella para enmendar los errores financieros y así evitar el crack del '29. En los 50, soñaban con ella para haber evitado las dos Guerras, en los 60, evitar la tensión de aquella interminable Guerra Fría... y así siguieron pasando los años hasta ahora.
Y seguiremos soñando con esa máquina perfecta, que nos lo arregle todo, hasta el fin de nuestros días, porque el ser humano es así, tropieza tres mil veces con la misma piedra, y en vez de aprender de nuestros errores pasados, seguimos cometiéndolos generación tras generación, soñando con esa máquina ficticia, cuando lo que deberíamos hacer es, mirar nuestra historia, ver nuestras guerras, y ver que una tras otra, la situación no cambia, pero nosotros seguimos soñando con la máquina perfecta que nos solucione nuestros desaciertos.


Bien está aprender de nuestros fallos, pero algunos son tan grandes e irrevocables, que mejor que de los nuestros, aprendamos de el de los demás, porque hay errores tan grandes, que cometemos, que por una ridícula decisión equivoca, cambian nuestra vida entera.













¡Ay!, si existiese una máquina del tiempo...



No hay comentarios: