10 de diciembre de 2013

Feeling good

No está mal sentir cómo te abandona el agónico sentimiento para dar cobijo de nuevo a las eternas causantes del cosquilleo "estomacal". Sabiendo que ya no es un absurdo para siempre, sino algo temporal, pero ya es un pequeño rayo de luz que empieza a socavar gratamente mi interior. Aquello que parecía inalcanzable e irrealizable empieza a tomar nueva forma en mi mente y las cadenas de una nueva esperanza pasada, hace tiempo que se han ido aflojando hasta casi su total destrucción.
El camino aún es largo, pero complace saber que al menos ya es un camino nuevo, sin pasos ajenos, sin huellas pisadas dos veces, sin sombríos bosques de arboles anclados en tierra de rencor, con raíces sucumbidas en nostálgicos recuerdos de ingenuidad e inmadurez.
No es un nuevo amanecer, pues el día trae consigo los problemas, sino un nuevo atardecer, donde todos los problemas mundanos se recuestan y el bullicio mañanero se convierte en calma y ganas de vivir. Es una nueva noche, una nueva luna llena... y me siento bien.


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