5 de febrero de 2011

Liquor princesses


La vio, demasiado perfecta. Demasiado liberal. Demasiado inalcanzable. ¿Porque le gustaban las cosas imposibles? quizás porque la satisfacción al conseguirlas es mayor. 

Si.

Era el centro de atención, se movía como el viento rozando las hojas de los árboles, era totalmente perfecta en todos los sentidos. Tez blanca, ojos como océanos, cabellera de un color aun indefinido, aun no inventado, tan suyo. Olía a flores de primavera, a hojas de otoño, a nieve de invierno, a frutas de verano, era la musa de las cuatro estaciones. La envidia del reflejo del mar, la nana de la luna, el perfume del viento.
Quise saber su nombre, pero nadie lo conocía. Que velo de neblina misterioso la rodeaba siempre. Tan delicada que cualquier movimiento seria una deshonra para tanta fragilidad.
Soeces e impuras lenguas, de las que brotan tanta hostilidad hacia la musa, pero bien se sabe que la envidia es un mal amigo que a todos nos acompaña. Dicen de ella que fue desflorada en un jardín de rosas cual huracán asola un pueblo. Dicen de ella que cada noche su edredón es diferente. Dicen de ella, pero ¿quién no dice ante tanta fragilidad envuelta entre pétalos de cerezo? dicen, pues que digan, yo no me lo creo.
La luna en el cielo, mostraba su cara más brillante sin mascara alguna, no como los mortales a los que observaba. Cientos de mascaras diferentes, pero yo repare en una, pues, solo esa, era visible para mí, como si las demás se hubiesen borrado por una oscuridad creciente a cada paso, y allí estaba el halo de luz que emanaba la única existencia vital de aquel lugar.
Un paso confiado seguido de dos torpes me condujeron lentamente hacia su mano, tendiéndomela lentamente, la pose sobre mis labios haciendo una reverencia cual siervo a su señor.
Escondidos tras la máscara, iban saliendo tímidamente sus ojos al encuentro de los míos. Una sonrisa recíproca fue la causa de tal efecto.

-Permitidme ser tan osado al deciros que vuestros ojos, son lo más bonito que he tenido el honor de ver jamás.
-Que ironía tan dulce jamás oída acabáis de ofrecerme.
-Mas ironía seria deciros cuán grande es la envidia del mar por no poseer este azul tan hipnotizador.
-Callad, os lo ruego, no sigáis o de lo contrario confundirán mi cara con una rosa roja por tan sutiles elogios.
-Concededme este baile y os aseguro que será mi corazón el que hable en lugar de mi boca.
-Si os lo concedo, ¿me diréis de que suspira vuestro corazón?
-Suspira del ferviente deseo del amor más impuro.
-Bailemos pues, sin más dilación, la luna es joven hasta la medianoche.

Sus manos se tendieron sobre las mías confiadamente, y yo la lleve hasta el salón del baile. No bailaba, sino flotaba cual pluma movida por el zarandeo del dulce viento primaveral. Me retire haciendo una leve reverencia de cortesía agradeciéndola por aceptar bailar conmigo.
Salimos del salón. Pasamos junto al jardín, floreciente de rosas aun en otoño.
Se confió aun más. Su belleza victoriana se iba transformando a la belleza de hoy en día. El baile de mascaras de pronto, perdió su encanto para ella. Aun así, seguía siendo mi musa platónica. Llegamos a los aposentos, y de su dulzura angelical, paso a ser una cervatilla traviesa jugando con el cazador furtivo. Aun así mantenía todo su esplendor y encanto. Su velo de misterio iba haciéndose cada vez más evidente. A la media noche, perdió la pizca del encanto que aun la guardaba. Me desvelo su nombre, corriente como la pierda más simple. Comprendí que las habladurías ciertas eran, desde hacia un buen rato, hoy su edredón era el mio. Comprendi entonces, que detrás de cada palabra, de cada gesto, se escondía una máscara normal y corriente como la chica misma. No había nada de especial en ella salvo sus ojos, que resultaron ser lentillas. 

Estamos en el siglo XXI, las chicas de antes y las de ahora, que se hacen las interesantes, no son más que baratijas disfrazadas de la más pura esencia de Romeo y Juliette. Pero las de ahora no se suicidan por amor, porque para ellas esa palabra ha dejado de tener el significado de la era barroca, y ha pasado a denotarse como locura de una noche y si te he visto no me acuerdo. Ahogan sus penas, no en baños de espuma repletos de pétalos selectos del más caro rosal, sino en vasos de medio litro llenos de potajes incomprensibles de alcohol y coca cola. No sufren sus penas de amor en silencio leyendo libros de Shakespeare, acurrucadas con mantas de seda, sino exponen sus sentimientos hacia él en un blog de la página del tuenti, lleno de faltas y con la jerga propia de los adolescentes.

Estamos en el siglo XXI, ya no hay bailes de mascaras, sino striptease en las discotecas, las chicas no llevan zapatitos de cristal y los chicos no son príncipes azules.

4 comentarios:

Zeus dijo...

Me encanta tu blog, como escribes, lo bien que te expresas y siempre espero nuevos pensamientos tuyos. Eres genial V

Vlada Yegórova dijo...

muchas graciias en serio:)

Estela dijo...

Geniaaal!
Un saludo, te sigo ^^

Unknown dijo...

mola tu bloghttp://www.puebyube.blogspot.com/