Vives en dos mundos, ¿no lo sabías? Imposible, ¿acaso tú nunca duermes? Acaso no cierras los ojos, viajas a otros lugares, vuelas, ries, lloras, corres, crees que puedes hacer de todo… acaso, ¿no sueñas?
Pues háblame de tus sueños. Háblame de cual fue tu última aventura en el subconsciente, adéntrame en tus peripecias surrealistas y relátame con todo detalle cómo volaste desde tu terraza como un águila y apareciste en el mar surcando las olas con los delfines. Relátame con emoción cuando volviste a ser un niño y recítame con ternura el dialogo que tuviste con aquella persona que ansias volver a ver y abrazar. Háblame de cuando las angustias se convirtieron en monstruos y te seguían por cada rincón de tu acongojada mente, háblame de ello, sin reparo, tu miedo, tu desesperación, cuéntame cómo huías de aquello sin avanzar un solo paso, relátame el sentimiento de ese desasosiego que te ahogaba y te arrastraba de nuevo del subconsciente al mundo de los despiertos.
Háblame de aquel encuentro que tuviste con él, háblame de ese sentimiento efímero, del lugar dónde florecían caramelos en los arboles y de las flores salían acordes, cómo de la manera más atrozmente rápida te enamoraste de aquella voz difuminada sin conocer su nombre. Háblame de aquella vez cuando os encontrasteis en un camino de gravilla sembrado de farolillos y estrellas de luciérnagas, a pesar de la distancia que os separaba el mundo de la consciencia. Susúrrame, como si de un misterio se tratara, la sensación de aquella aventura, de andenes, países, caminos y vuelos, de la que no te acuerdas, pero de la cual te queda el sentimiento de satisfacción, alegría, bienestar. Explícame como en un viaje te realizaste e hiciste todo aquello que despierto no podrías ni tan siquiera escribirlo por falta de palabras al explicar lo maravilloso que fue. Sí, relátamelo, descríbemelo, pero lo más importante, que no quede nada en el tintero, exprímelo hasta agotar el ultimo recuerdo de aquellas odiseas que realizas en el otro mundo, y hazlo rápido, ya sabes lo avariciosa que es la aduana del despertar, siempre se queda con recuerdos que no permite que te los lleves al mundo de la vida real. Y sobre todo, lo más importante, lo primordial, imprescindible, estate preparado para dar rienda suelta a tus deseos esta noche, pues embarcas rumbo al mundo donde, por unas horas, puedes realizar todas aquellas locuras y disparates, que el mundo consciente no deja hacer.
Que tengas una agradable travesía, nos vemos al regresar para que me hables de tu nueva aventura.