20 de diciembre de 2012

Vitalichka.

La balanza de la mujer de la justicia hace mucho que se rompió. 
Dios hace tiempo que dejó de creer en si mismo.

Gira todo entorno a sí, gira rápido y solo quieres dar un grito para que rebaje la velocidad.

Absolutamente todo queda en un tono absurdo y patético cuando no puedes llamar y quedar para hablar con aquel que quieres. Te rodeas de objetos inanimados que a tu lado están pero te aportan cero y lo único que deseas es pasar, aunque sea, un minuto con esa persona. 

Mi vida es tuya, mis objetos, mi dinero, mi voluntad, mi ser. Hago el pacto con el diablo mismo, pero dejadme estar con él. No me quitéis lo único sagrado que me queda. Mi mitad. 

Es querer cuando lo único que importa es saber que está bien, por encima de todo, por encima de tu estúpida existencia egoísta. 

Mi vida, por su libertad. Quien lo quiera que la coja.